Cuando la vulnerabilidad me hizo más fuerte
La vida está hecha de historias, y como no puede ser de otra manera, todas ellas tienen más de un giro de historia. Que, por otro lado, es lo que las enriquece y hace que sean dignas de contar.
Esto es lo que ocurrió en 2005. Otro revés de la vida hundiéndose el mercado inmobiliario junto a todos los sectores que le rodeaban, construcción, promoción, banca…
Un año que creó heridas con cicatrices bonitas vistas ahora, no entonces, por supuesto. Donde tocó cerrar la oficina y montar un pequeño despacho casero para hacer todas las gestiones y minimizar gastos.
Tocó buscar nuevos mercados, nuevos negocios, sectores desconocidos dentro del mundo inmobiliario y, por supuesto, mucho sufrimiento acompañado de aprendizaje en la espalda.
Fueron cinco años arduos. Un infierno que implicó sobrevivir, y no vivir. Unos años donde las ventas brillaban por su ausencia y la supervivencia nacía de alquileres y pequeñas gestiones.
Un giro de historia que conllevó volverse Ave Fénix para lograr sobrevivir y resurgir de las cenizas.
Y como todo en la vida, al final, todo pasa. De una forma u otra, aprendes que la vulnerabilidad es un don para aprender a hacerte más fuerte. Y así lo hice. Así lo hicimos.
Esto es lo que ocurrió en 2005. Otro revés de la vida hundiéndose el mercado inmobiliario junto a todos los sectores que le rodeaban, construcción, promoción, banca…
Un año que creó heridas con cicatrices bonitas vistas ahora, no entonces, por supuesto. Donde tocó cerrar la oficina y montar un pequeño despacho casero para hacer todas las gestiones y minimizar gastos.
Tocó buscar nuevos mercados, nuevos negocios, sectores desconocidos dentro del mundo inmobiliario y, por supuesto, mucho sufrimiento acompañado de aprendizaje en la espalda.
Fueron cinco años arduos. Un infierno que implicó sobrevivir, y no vivir. Unos años donde las ventas brillaban por su ausencia y la supervivencia nacía de alquileres y pequeñas gestiones.
Un giro de historia que conllevó volverse Ave Fénix para lograr sobrevivir y resurgir de las cenizas.
Y como todo en la vida, al final, todo pasa. De una forma u otra, aprendes que la vulnerabilidad es un don para aprender a hacerte más fuerte. Y así lo hice. Así lo hicimos.