Resulta que quiero vender mi casa. Vendes por diferentes motivos, bien porque te queda pequeña o grande, o porque quieres mejorar o porque has heredado o porque sí; la verdad es que el motivo da lo mismo, porque lo que de verdad importa es lo que tú quieres, y ahora es vender.
Claro, se dice fácil, pero es verdad que cuando te decides, la siguiente fase es verse en un mar de dudas; a no ser que seas experto inmobiliario. Si es así, te invito a que dejes tus comentarios después de leer este artículo.
De todas maneras, tengo que darte la enhorabuena, porque la parte más difícil ya la has pasado, ya que la decisión que has tomado de vender, es firme ¿no?
Bueno, en cualquier caso, hoy te hablo de lo que probablemente vivas y al que te vas a enfrentar. Quizás te sientas identificado o quizá algo de lo que leas te aclare algo ese mar en el que estas ahora inmerso.
Índice
Mi experiencia al vender mi casa
A modo de experiencia y para ahorrarme horas de terapia te voy a contar mi propia experiencia.
Por motivos laborales decidí vender mi piso ya que necesitaba trasladarme a otra ciudad, y la verdad la opción de alquilarlo no me interesaba mucho, así que lo primero que pensé es en poner un anuncio.
Así que fuí a los típicos portales, me pidieron una serie de datos que ya ni me acordaba y me tocó rebuscar entre papeles, ¡qué pereza, de verdad! pero es que luego me piden un certificado energético. ¿cómo?, pero ¡para qué!… no entiendo nada… bueno voy siguiendo pasos y llega el tema de las fotos… ¡ostras, tengo que recoger un poco para hacer las fotos! Vale, no pasa nada, es algo que hay que hacer si o si en algún momento, ¿no?
Claro, hago las fotos con mi móvil, que, por cierto, ¡menuda chapuza! porque me di cuenta que debí haber hecho las fotos en horizontal y se veían los bordes negros por los laterales. Sí, sí; si el móvil hace fotos estupendas, una definición fantástica…pero por lo que sea no soy fotógrafa, por lo que puedo tener un gran dispositivo, pero la ejecución es nefasta.
Después del sufrimiento para publicarla, me ví contenta de ver la casa junto con los demás y a los 3 días volví al portal para ver cómo iba y cual fué mi sorpresa que ni la ví. Pasaba una página y otra y había desaparecido. Claro, pensé. ¿ Me lo habrán borrado? Llamé preocupada al teléfono de atención al cliente y me dijeron que como no soy agencia ni pago por el anuncio que va bajando de posición de forma automática. Mi gozo en un pozo. Ya mi casa no iban a volver la a ver.
Total, que poco a poco me voy desanimando, y veo que me enfrento a un montón de cosas que me da mucha pereza afrontar, que no tengo ni idea de cómo poner el anuncio para que llame la atención, por no decir que no tengo ni idea de lo que vale mi casa, jamás he comprado y jamás he vendido… y si, es verdad que necesito dinero para mi nueva casa, pero en mi cabeza asaltan pensamientos encontrados….
Lo comento con la familia, los amigos… la mayoría no saben que decirme… y salvo algunos que ya han afrontado este trance, me cuentan toda una aventura y me hablan de cosas que me suenan a idioma extraterrestre; que si el impuesto de transmisión, que si la tasación de la Comunidad, que si el valor del suelo, la nota simple….
Todo mi nerviosismo fué en aumento; el tiempo pasa y ahí estoy yo, ¡viendo las horas pasar y sin mi casa vendida!
Así que veo urgente tomar acción y empiezo a pensar quien puede ayudarme…
Ah! Un detalle, no os he contado, que el piso en el que vivo es heredado, del año 70 y sin ninguna reforma desde la entrega de llaves….¡una joya!, ja, ja, ja.
Bendito Google ¿Qué haríamos sin él?
Total, que miro en Google, si hoy no sabes algo, busca en Google, ahí siempre hay respuestas, algunas más acertadas que otras.
Por supuesto lo primero que me salen son los portales donde ya he intentado poner mi anuncio y luego cantidad de inmobiliarias…
Tengo que confesar que tengo bastantes prejuicios sobre las inmobiliarias, seguro que tú también has escuchado que son unos ladrones, que siempre salen ganando o que el amigo del amigo de tu cuñado perdió dinero porque la inmobiliaria le engañó.
En fin, tras noches de consulta con la almohada pensé, en la gente que también me había juzgado por mi profesión y pensaba que hacia un buen trabajo en mi empresa y que a pesar de las opiniones la verdad es que mi vida seguía igual, es decir mi trabajo trascendía a las personas y en 10 años de profesión no había habido percances.
Con lo cual pensé, que la gente que trabaja en una inmobiliaria, seria gente normal, con sus familias, con sus alegrías y sus penas…
Vuelta a Google, y busco inmobiliarias de mi zona, algunos nombres me suenan de siempre, otros no…. pero no pasa nada, como no conozco nada, y Google sí, me fijo en las reseñas. Otro mito que venzo. Seguro que tú también has pensado que las reseñas son todas de pega.
En fin, tras entrevistarme con una trabajadora de la inmobiliaria, he de decir que salí sorprendida, lo primero que me han preguntado ha sido cuanto tiempo llevo pensando en vender mi casa.
Jolín, ni que me hubiesen espiado.
Lo que nunca me hubiera imaginado
Fuí a un par de ellas y ninguna me discutió el precio, ni me dijo que estaba barata o cara, ni tampoco se preocupó de verla. Me pidieron las fotos que yo había hecho y a la semana la publicaron sin molestarse en venir a conocerla, cosa que me extrañó. ¿Cómo puede ser que en la web de una inmobiliaria se pongan fotos de mi anuncio con el logotipo de un Idealista? ¿Para qué voy a pagar comisión?
Dos semanas después, llamé para preguntar, ni se acordaban de mí ni sabían quien era. Pensé: vaya interés que tienen por mi casa. No gustándome la situación ni el trato recibido busqué de nuevo en internet en otra agencia inmobiliaria. En esta ocasión sí fueron a verla, me hicieron unas fotos bastante más decentes y me preguntaron que si yo tenía anuncio particular y si la vendían más agencias. No les importó y me ofrecieron 3.000 euros de comisión menos que lo que la primera agencia cobraban.
Bien, a los 12 días, tuve una visita con unos clientes de la agencia para verla. No duró mucho la visita. Parecía que tenían prisa. Tres días después recibí una llamada de la otra agencia para ver la casa de nuevo y resultó ser el mismo que la había visto con la primera. Me hicieron una oferta 35.000 euros por debajo de lo que yo pedía y me sentí ofendida.
¿Será que al verla por tantos sitios publicada los compradores percibirían cierta prisa por vender?
Allá que voy, como un flan, como me empiecen a hablar de papeles, impuestos y no sé qué rollos más me voy; pienso mientras me acerco a su oficina.
Parece mentira como el cerebro hace su trabajo tan bien que te llega a confundir la realidad.
Cambio de percepción total
Finalmente me decidí pasar por una inmobiliaria de la zona. Una agencia local. Familiar. Sin ninguna franquicia que llevaban muchos años trabajando, tantos que superaron la crisis y todo.
Tras una conversación de 20 minutos, he salido de la inmobiliaria con un plan de acción, con una descripción de la realidad del mercado sobre mi casa que no me ha gustado, pero que llevan más razón que un santo. Es mi casa, ha sido mi hogar durante toda mi vida, pero…
El valor que cuenta no entiende de recuerdos, arreglos, apego o sentimientos.
Por fin he entendido lo que significa el valor catastral del suelo, qué es la plusvalía, las ventajas fiscales que tengo, hasta sé al detalle lo que me va a costar vender, un tiempo estimado de venta, como va a ser el anuncio de mi casa, que tipo de personas van a visitarla, cuánto dinero puedo invertir en mi nuevo hogar, que tipo de hipoteca necesito para este nuevo hogar, a qué banco puedo ir, hasta he aprendido lo que es un tour virtual, cómo funcionan las redes sociales y como se va a visualizar mi piso.
Madre mía, si yo sola hubiera tenido que hacer todo esto, seguro que me llevo más de una sorpresa; ¡si casi hay que sacarse un máster para vender!
Esto son algunas de las cosas que nos ocurren a todos cuando nos planteamos vender una propiedad. Imagina si tu situación es diferente, con otros agravantes, vender un inmueble con pena por divorcio, por deudas, por embargos… merece la pena contar con un experto a tu lado.
Hay que tomar conciencia de lo que se vende, se vende un patrimonio, grande o pequeño, pero es tu patrimonio y hay que saber cómo hacerlo.
¡Suerte! espero que hayáis elegido al final tan bien como lo hice yo aunque me costó encontrarlo.